Francia: Cognac, la encantadora ciudad que embriaga al mundo con su exquisito elixir real | Escapadas en Europa | El Viajero | EL PAÍS
Cognac es una ciudad tranquila, de apenas 20,000 habitantes, atravesada por el río Charente, que también da nombre al departamento donde se encuentra esta urbe. Este río fluye de manera serena, sin ostentaciones, a la altura de la ciudad francesa que nutre. No obstante, tanto sus calles como el río en sí esconden extraordinarias historias en sus muros y en sus aguas.
Al salir del hotel Quai des Pontis, antigua fábrica y un lugar encantador, en pocos metros se llega al Pont Neuf. Aquí, hay que parar a hacer una foto, no solo por lo coqueto de las flores que lo adornan, sino también por los encantadores restaurantes y bares que se asientan a orillas del río y que forman la perfecta postal. Entre ellos están Les Copains d’Abord, famoso por su parrillada; o L’Atelier des Quais, de cocina tradicional y con un entrecot y una tarta Tatin de primera. En ambos establecimientos se escucha a los clientes pedir de aperitivo Schweppes-coñac, Coca-Cola con coñac, etc. Como bien explica Guillaume Le Doner, dueño del Bar Luciole, el coñac no solo sirve para tomarse una copa después de comer. Para él, eso es parte del pasado y, para demostrarlo, el famoso coctelero enseña su carta, en la que el ingrediente principal de los cócteles es el coñac.
Siguiendo con el paseo, se atraviesan silenciosas calles medievales construidas en piedra caliza. La Rue Saulnier, la del Paláis, la Magdeleine o la de Henri Germain; muestran el esplendor de los siglos XV y XVI, de cuando la economía de la ciudad se sustentaba gracias a la sal y su puerto salinero en el río Charente era de vital importancia. Se observan también palacios discretos: el de Perrin de Boussac, por ejemplo, alberga el Museo de las Artes de Coñac, donde se comienza a entrar en los detalles de la excelsa bebida, y el de Dupuy d’Angeac es sede del Museo del Arte y la Historia de Coñac.